He perdido a mi sombra en un ocaso
entre el ruido de un paisaje agreste,
por eso me oculto en el celeste
de algún jazmín ausente de fracasos.
Y cuando el frío cubre mis tristezas
o tengo sed de inmiscuirme con la luna,
mi ser sin sombra, con el sol se aúna
como el árbol se arropa de cortezas.
Las hojas del otoño se desangran
como cae la vida sin sentirla,
y me duele la angustia de lo ausente;
por eso suelo abrigarme de presentes
sin el consuelo de a mi sombra asirla,
con pétalos celestes, que no sangran.
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Hace 20 minutos
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